El precio de la vivienda, tanto nueva como usada, aumentó un 3,6% en el acumulado de 2024, y fueron las islas las que se anotaron el aumento más significativo, del 8,8% interanual, hasta valores que ya superan en un 7,6% a los máximos alcanzados durante la burbuja inmobiliaria.
Según destaca Tinsa, la resistencia del empleo y el restablecimiento del poder adquisitivo de los hogares continúa sosteniendo la solvencia de la demanda, que se moviliza ante la reducción de los tipos de interés y la mayor facilidad de acceso a crédito.