El característico mar de nubes que conforma una de las maravillas naturales de Canarias y una de las estampas más características de las Islas, puede que no sea es el mismo que veían nuestros abuelos. Una combinación de factores, impulsados por el aumento de temperaturas debido al cambio climático, han provocado que esta capa de inversión térmica –clave para mantener los frondosos bosques de las medianías de las islas – haya descendido unos nada desdeñables 100 metros en el último medio siglo.
