Las plantas exóticas invaden el macizo de Anaga a sus anchas

Vecinos de los caseríos rurales denuncian la presencia de especies que llevan tiempo acabando con la flora endémica sin que se envíen cuadrillas para su erradicación.

Ponen color y frescor al paisaje, pero, tras su inofensiva apariencia, lo cierto es que las plantas invasoras representan un auténtico peligro para la flora endémica, sobre todo en el caso de las que han proliferado en el macizo de Anaga. Sólo en los caseríos de Afur, Roque Negro o Taborno, la cumbre se ha cubierto de lechos en los que campan a sus anchas especies exóticas, como la enredadera ipomea o campanilla violeta, así como la hoja cláusula en dos variantes, la licopodio y multicava, plantas de la familia de las suculentas que forman esteras en el suelo de hasta 30 centímetros de altura.

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