La industria de la desalinización tiene un papel estratégico en España, no solo como motor económico, sino también como pilar de sostenibilidad y fuente de innovación.
En Canarias, el 32 % del agua ofertada proviene de la desalación de agua de mar. La producción anual supera los 200 hectómetros cúbicos y continúa en aumento. De toda el agua desalada, casi el 83% se destina al consumo urbano y turístico, y el resto va a los sectores agrario e industrial.
