Las costas de las Islas han pasado de registrar una media anual de ochenta noches de este tipo a más de 130 en los últimos años. Las temperaturas mínimas aumentan más rápido que las máximas, amplificando el calor nocturno y agravando, como consecuencia, la salud de las personas
Cómo adaptarse a esta nueva realidad es el verdadero reto. Abel Díaz destaca que debe protegerse a los más vulnerables “y esto pasa, entre otras cuestiones, por constituir una buena red de refugios climáticos, tanto interiores como exteriores”.